El deporte y la guerra


                           

Ya lo dijo el tal Von Clausewitz , aquel famoso D.T. prusiano : “El Deporte es la guerra por otros medios”. Lo vimos en el Mundial, lo veremos en las Olimpiadas: las banderas flameando, los himnos anudando las gargantas, las muchedumbres identificadas con sus soldados, alentándolos, sufriendo y alegrándose con ellos como si en cada partido se jugara el destino de la patria. Y esos guerreros poniéndolo todo, en este combate que no es a muerte pero que lo juegan como si lo fuera. Por eso son los mejores.

Otros guerreros no usan pantalones cortos. Al contrario van cubiertos hasta la cara. No corren ágiles, ni gambetean, ni hacen goles. Desfilan marciales , pesados como tanques y disparan fusiles y cohetes. Los guerreros de verdad. Resultado del partido de hoy: Israel 2500-Hamas 2000

Unos y otros se impulsan con el mismo combustible : la sangre a full de testosterona. La energía del dios Marte, la pulsión esencial de la Guerra, se eleva espesa sobre un Estadio de futbol como el humo de la explosión de un edificio alcanzado por un misil. 

Vamoooo Argentina!!!! Gora Eta!!!! Sionista asesino, te hecharemos al mar!!!!

Jodida la guerra, che. El horror, puro y duro horror. Y sin embargo somos la guerra también, somos esa energía, sin la cual no hubiéramos llegado hasta aquí. De donde sino aquel gordo antepasado nuestro hubiera sacado el valor para darle un palazo a un tremendísimo dinosaurio. Que sería de la vida sin heroes, sin tipos que entran a un edificio en llamas o que se tiran al agua helada para salvar a alguien, o se meten en el reactor ardiente de Chernobyl como aquellos famosos Liquidadores, hoy seguramente, todos liquidados. Esto es también, como la guerra , cuestion de huevos. La testosterona no es, seguramente lo que nos hace humanos. Más bien al contrario, es el animal que llevamos dentro. Nos hace animales pero nos mantiene vivos.

El tema es que, es preferible ver Argentina- Brasil, que tu barrio bombardeado. Digo, preferible para mi, que apenas tengo 4,3 % de testosterona. Otros no se perderían la oportunidad del combate, la oportunidad de reventar a los sionistas o a los ucranianos o a los de la Mara Salvatrucha, por nada del mundo. Asi somos de diferentes. Pero por lo visto aquello que nos hace humanos, aquello que a través de los tiempos va inventando valores. nos dice hoy que no hay que matarnos y que es deseable vivir en paz. Seguramente no era así en otros tiempos y seguramente no es nuestro estado natural, no es de donde venimos. Pero hacia allí es donde queremos ir. Eso es la Civilización. Y para eso inventamos el deporte, para sublimar el impulso guerrero. Y hemos tenido éxito: hoy la mayoría de los hombres del planeta prefieren ver el partido del domingo que hacer la guerra.
Por eso mas allá de las causas justas y de que nos sobren los motivos, la guerra es el pasado. Entre un Mundial o una Olimpíada y un barrio marero de la Centroamérica Maya, los frentes de combate en Ucrania o las fronteras de la Franja de Gaza se levantan miles de años de evolución.










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