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Mostrando entradas de marzo, 2010

Pepe y el pescadito

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 Me lo trajeron hace 5 días y allí está, desde entonces, en una repisa al lado de la ventana, así le pega un poquito el sol de la tarde. Sólo debo ocuparme de darle de comer 4 escamitas de un producto hediondo atendiendo, eso sí, a no darle más que eso. Es el típico pescadito de pecera, anaranjado y plata, clásico y común, sin pretenciones, que sólo se diferencia de los cientos que he visto en dibujos animados y revistas infantiles por la pecera:  en lugar del habitual globo de vidrio este vive en un frasco alto y de boca ancha de unos 3 lts. de capacidad.  Al principio cumplí con mi compromiso de cuidarlo, mientras su dueño vacacionaba, casi mecánicamente, como una tarea más, como quien barre o lava los platos. Pero pronto empezó a inquietarme la voracidad con que se abalanzaba sobre las 4 escamitas y la velocidad con que las devoraba. Y me sorprendí varias veces, durante el día, observándolo fijamente recorrer sus 3 lts. de territorio, haciendo como que mira el universo exterior

ABAJO EL CARALIBRO! ( Manifiesto anti-tecnológico de un veterano un poco hippie)

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UNO  No tengo prisa. Se donde todo termina para mí : en la exhalación 543.453. No quiero llegar antes, no podré llegar más tarde. Por más que corra hasta allí no viviré más cosas, ni más intensamente, ni más lúcidamente, ni más profundamente. Sólo llegaré más cansado. Por eso no me den instantaneidad, velocidad, aceleración, no me sirven ya. A mí me alcanza con que las cosas sean auténticas, sean de verdad, aunque tengan 256 Mb de Ram. DOS Es fácil hacer nuevos amigos, lo difícil es tener viejos amigos. Yo tengo como 13. No me alcanza el tiempo para encontrarme con ellos y decirnos "Hola" con el corazón abierto . No necesito nuevos amigos, solo quiero estar más con los que hoy tengo y que son mi espejo. TRES No quiero saber que es lo nuevo para comprar, lo último para escuchar, las nuevas tendencias para observar, la onda más cool para curtir ... Ya intenté ser  un chico "moderno" con todo el trabajo que eso da, ya está. Hoy sólo estoy atento a aquello que pe

Brian, el canadiense

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 Soy canadiense, de Prince George, en la British Columbia. Anglófono, no confundirme con un Quebecois, que yo soy casi inglés. Y como tal, ordenado, previsor, no dado a la improvisación. Es fácil que tu vida se desarrolle correctamente en Canadá: este país funciona, bien, como se debe. Será, tal vez, que somos muy pocos para semejante territorio o la capacidad de trabajo y la ambición que trajeron nuestros abuelos y padres, en su gran mayoría emigrantes en busca de "hacer la América", no sé, que lo estudien los sociólogos, yo soy ingeniero, solo sé de mecánica. Y siempre supe, además, lo que quería hacer: trabajar en las minas de uranio, como lo hizo un amigo de mi padre. Supe que en las minas se trabajan 20 años y luego te retirás con una jubilación bien digna. Me parecía un buen negocio, aunque se sabe que es uno de los trabajos más insalubres del mundo y que acorta la espectativa de vida 20%, pero no me importó. De hecho, también fumo 2 paquetes de cigarrillos diarios,