Carta Abierta a un Contrincante

A tí te escribo, querido Contrincante, no se bien si de una discusión que fué o de una que será. Acaso pensaste que la última palabra te la ibas a quedar vos? Pues, no, aquí estoy con mi yelmo puesto y mi lanza en ristre , diciendo lo mío.
 
  Pero eso sí, tomo conciencia de que esta discusión, pasada o futura, será eterna, podemos seguir intercambiando frases, mails o lo que sea hasta el fin de los tiempos, señalándonos las diferencias , exponiendo, uno por vez, una idea que se opone a otra que expresó el otro anteriormente. Por los siglos de los siglos.

  Sabés?, en el fondo, en el fondo, tengo que reconocerlo, poco me importa lo que vos pensás acerca de las cosas, sino que más bien me interesa tu pensamiento como acicate que estimula el mío. Uso tus ideas para refirmar las mías. Bien mirado, porque tendría que ser distinto?; porque dejar entrar en mi cabeza, ideas que confrontan con las mías, si precisamente estas que tengo son las que elegí?. Y son tan Yo, como lo son mi cada vez más grande tonsura, mi mediana altura, mi carácter flemático y mi habitual desaliño indumentario.

  Dos mentes diferentes estructuradas , hechas, maduritas como quien dice, que se encuentran, que otra cosa pueden hacer que medirse , mantener cierta distancia, tratar de encontrar afinidades y llegado el caso buscar confrontar e imponerse sobre la otra. O es que a esta altura uno puede dedicarse a arrojar sus pensamientos, “así como se arroja de costado un papel viejo”, como decía Sandro? No, mi viejo, discutiremos horas, meses, años y nunca voy a ceder ni un micrón, porque , como te digo, Yo soy también mis ideas . Y no gano nada con cambiarlas por la tuyas .

  Cada opinión, sobre todo lo humano y lo divino , esta hecha desde el propio y personal sistema de ideas, desde nuestra ideología. Cada idea es parte de esa estructura y es coherente con ella. Nos reconocemos en esta estructura , nos identificamos con ella y por eso mismo la defendemos. Entonces, discutir sobre la necesidad de la Democracia en Cuba o las restricciones a la Inmigración del 3er Mundo o el Problema Palestino, por ejemplo, no es un proceso de intercambio de argumentos racionales que intenta descubrir la verdad sobre tan espinosos asuntos, sino un, más o menos, pacífico combate entre dos mentes que buscan expresarse y reafirmarse en la derrota del contricante.

 Y sin embargo, tu y yo, tendremos pronto otra discusión como las que tuvimos, como las que tenemos todos, en todas partes, desde siempre. Pero nosotros sabremos de antemano que será inútil, que nada va a cambiar, ni en tu cabeza ni en la mía, después de ella. Solo discutiremos porque nos gusta y porque, en mi caso, heredé el Gen Vasco Estimulador de Discusiones . Nosotros sí que somos inteligentes, solo discutimos para divertirnos. Ahora, el resto del mundo, que boludos, che.
 A la espera de un mail para poder retrucarte, se despide
 Ricardo

Comentarios

Entradas populares de este blog

El misterio de la muerte (y de la vida) de Osho

Guerreros emocionados

Dudar o reventar (1)