Bicentenario



  Ayer ví por la Tele los festejos del Bicentenario: un millón de personas, dicen, paseando por la Avenida de julio. Un millón de personas, como mis hermanos y mis sobrinos, como mis compañeros de colegio, como los villeros de la 31 y los "chetos" , como la gente “cool” de Palermo y los piqueteros, los trabas y los policías de franco. Estaban todos o casi todos, pero es lo mismo. Un enorme río de gente, juntos, de fiesta, paseando, divirtiéndose. No se veían más banderas que las que son de todos, ni bombos, ni carteles…en fin que desde aquí se los veía unidos, se veía lindo y me emocioné.


  Yo perdí mi porteñez un día de diciembre de 1974, cuando partimos con mi mujer y mi hijo de 10 meses, a bordo de un Renault4 rumbo, precisamente, a Bariloche. Y mi argentinidad sufrió serios embates a partir de que el 8 de Octubre de 1976 partimos otra vez los 3, más mi hija, a bordo del Enrico "C" rumbo a Barcelona. Tantas vueltas que dí desde entonces hicieron que me perdiera algunas de las lecciones básicas y algunos registros afectivos esenciales del manual "Como ser un Argentino".

  Y aunque lo sigo siendo, y a mucha honra, mantengo una involuntaria distancia respecto de la "Argentinidad al Palo". Por eso puedo ver que lo de ayer , lo de estos días es un momento excepcional dentro de la vida de este país tan discapacitado para la unidad, la aceptación de lo diverso y la tolerancia. Porque no solo son los que nos gobiernan incapaces de ponerse de acuerdo hasta para las inauguraciones y las cenas, somos todos así. Nuestro "Nosotros", salvo para cosas chiquitas como los Mundiales de Futbol, es pequeño: “nosotros” somos la familia, los de Boca, los de clase media, los peronistas, los K, los progresistas, los anti-K,... “nosotros” somos los de este lado, los otros no son “nosotros”, los otros no existen, que se jodan.

 Estos días los argentinos , fundamentalmente los porteños, estarán todos juntos y se verán y casi que se tocarán. Por un ratito Argentina serán todos. Ojalá que cuando ya vayan subiendo la cuesta, porque se acaba la fiesta y vuelva cada uno a su trabajo, a su piquete, a su casa, a su villa permanezca un poquito el recuerdo del momento en que, por fin, los argentinos estuvimos unidos.

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