Jeremy Button en Bariloche



 Todos los 3 de Mayo, la ciudad donde vivo, pequeña, aluvional y un poco pretenciosa, saca a relucir su cara pueblerina y festeja su cumpleaños. No es que se produzcan eventos muy brillantes, más bien al contrario: un concierto apurado, actos escolares, poco más. Sin dudas el Desfile es el acontecimiento más lucido, masivo y esperado: por la Calle Principal, frente a un pequeño palco para las autoridades y representantes de las "fuerzas vivas", desfila un variopinto conjunto de grupos de escolares, Asociaciones diversas (de descendientes de antiguos pobladores , de comunidades extranjeras residentes aquí, de practicantes de varios deportes, de entusiastas aficionados a algun hobby ), Bomberos, jubilados, Regimientos Militares, gauchos, socorristas de montaña, corredores de carreras de autos y motos, la Biblia junto a un calefón, marchan soportando estoicamente el clima frío y lluvioso que suele acompañarlos todos los años.

 Este año miro con atención el momento en que desfila la Peña Motoquera, cuyo nombre olvidé pero que sería algo así como los "Demonios Veloces" o "Los Pilotos de la Muerte" . En muchos lugares he visto estas agrupaciones de 20 o 30 tremendas Harley Davison en distintas versiones, desde las lujosas hasta las clásicas, y enormes motos japonesas de brillantes colores, poderosas, impresionantes  hasta para alguien como yo que jamás se subió más que a un ciclomotor. Y casi siempre arriba de esas motos hombres maduros, con pintas de prósperos comerciantes con pancita y señora cincuentona de acompañante a quien el ajustado jean de tiro bajo deja al descubierto una cintura respetable y rolliza. Veo desfilar al dueño de un conocido bar en su Harley, la calva oculta con el casco negro, la panza abundante descansando sobre el tanque de nafta y me digo otra vez que la vida a veces parece una broma de mal gusto: te da las cosas cuando no las necesitas. Que hace esa Harley con el Gordo Fernandez arriba desfilando en este pueblito si esa moto nació  para ser salvaje? Fué creada para recorrer la Ruta 66 a 250 Km /h con un Angel del Infierno de melena rubia ciego de anfetaminas conduciendo y tremenda potra vestida de cuero negro abrazando su cintura. De repente me viene a la cabeza la película en la cual Brad Pitt interpreta a Jeremy Buttons para quien el tiempo corre al revés: nace anciano y muere bebé. Saco las cuentas, Fernandez debe tener 60 años o sea que si fuera Jeremy Button daría justo. Lástima.

 Pasan ahora los gauchos a caballo con sus mozas montadas en la grupas. Son centenares y vienen como las peñas motoqueras en grupos de 20 haciéndoles lucir a sus caballos con algún pasito elegante y garboso. Adelante, conduciendo, los gauchos más veteranos. Ellos no necesitan ser Jeremy Button.









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