Moléculas



  Hay personas que viven en un mundo hostil y peligroso: temen frecuentemente contraer todas las enfermedades( dengue, gripe A, hantavirus) que a veces aparecen en los medios o que, camino de la escuela, alguien secuestre a sus hijos o que roben sus coches o sus casas o que los violen o los asalten o los maten. A su alrededor en el mismo espacio, vecinos, familiares, amigos en situaciones similares no comparten esta percepción y rara vez se sienten en peligro o amenazados.
  Porqué si ahí afuera el mundo es el mismo, algunos, adentro, le temen y otros no?
  Dicen los que estudian estas cuestiones, que hay cuerpos que piden vivir en ese estado de alerta, de tensión que provoca la inminencia del peligro, sensaciones que provienen de la irrupción de una hormona, la adrenalina, en el torrente sanguíneo.
  Hay entonces personas adrenalínicas: no sólo los temerosos  que por eso se construyen (perciben) un mundo lleno de peligros, también los temerarios, que para eso escalan paredes verticales de 8oo mts. sin cuerdas ni clavos o roban bancos o conducen a 300kms./h. por mencionar solo algunas de las innumerables acciones que permiten experimentar el subidón de la adrenalina.
  Ahora que se que el amor y el odio, la atracción sexual, el pánico y la furia son un asunto químico, una historia acerca de hormonas y feromonas, de endorfinas y neurotransmisores entiendo porqué buscamos vivir una y otra vez los mismos sentimientos, las mismas sensaciones aunque muchas veces son negativas y dolorosas (recuerdo hoy a I. aquella hermosa mujer que fué eligiendo, uno tras otro, hombres grises, viciosos y violentos que la maltrataban).
 Tenemos un programa químico, en nuestros genes, del cual no podemos evadirnos: como en una receta magistral, como en una fórmula química compleja, ahí está escrita la proporción que a cada uno nos corresponde de las moléculas que nos dan risas y las que nos ponen tristes, las de los miedos y las del coraje las que nos hacen machos poderosos o hembras deseables, las que nos hacen hiperactivos o nos sumergen en la más profunda de las depresiones. Con este programa vamos al mundo e interactuamos, y a veces con el tiempo algo cambia en esta proporción que es nuestra marca única y personal, como nuestro genoma, como nuestra carta natal. Pero siempre caminamos y caminaremos hasta el último día con este sello buscando vivir a fondo nuestra química.
                             Porque somos adictos a nuestras propias moléculas

  






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