Hombres Dormidos

 En el año 97 me encontré con el pensamiento de Gurdjieff, un maestro espiritual ruso que a principios del siglo XX deslumbró con su conocimiento esotérico a intelectuales, científicos y grupos de hombres y mujeres de la clase alta europea. ( Lo mismo que hará Osho  50 años después). Yo también quedé fascinado en aquel momento por esa "enseñanza desconocida" y guardo para siempre la descripción tan descarnada y certera que G. hace de la vida de los hombres y mujeres de nuestro tiempo: somos máquinas, hombres dormidos,  que funcionamos automáticamente, respondiendo a los programas que vienen en nuestros genes y los que aprendemos en los 1eros años . No hacemos nada, no elegimos nada, vivimos como autómatas inconscientes, rodeados de un montón de cosas que nos entretienen y nos hacen olvidar de nosotros mismos. Y para ocultar esta penosa verdad levantamos paredes , topes, que no nos dejan ver nuestras enormes contradicciones.

 De vez en cuando pasa alguna cosa que me recuerda que vivimos en un Mundo de Hombres Dormidos. El otro día, por ejemplo, escucho al gordo Lanata, un periodista algo desquiciado por cierto, lamentarse por "la brecha" abierta en la sociedad argentina, "ay,ay,ay,ay, que desgracia que el país esté dividido en 2 bandos irreconciliables".
 Lo increíble es que el gordo pasa por el momento más exitoso de su carrera, gracias a que después de ser un ícono del progresismo saltó  al bando contrario para dedicarse desde ahí a tratar de ensanchar la susodicha "brecha" acusando de ladrones y corruptos y de todo lo malo del mundo al otro bando, con aparatosas denuncias mediáticas en su show televisivo que buscan ensuciar más que aclarar. Describe a los Kirchner y al grupo de funcionarios y empresarios más cercanos como unos psicópatas codiciosos, como el Tío Patilludo de Disney, que roban millones y millones de dólares "cash", que  cuentan y recuentan todas las noches antes de guardarlos  en bóvedas secretas. Y después se lamenta por la "brecha".
 Solo se me ocurre una explicación para un discurso tan contradictorio: entre el  gordo que anhela la paz y la unidad y el que ensucia y divide hay un tope, una pared, que les impide verse el uno al otro. El gordo es "un hombre dormido".


En el otro bando, otro periodista también un poco desquiciado, Victor Hugo, ocupa el lugar simétrico. Él también sufrió una profunda transformación: de ser un amable y original periodista deportivo pasó a ser "un feroz cruzado defensor del pueblo en guerra contra los opresores y los poderosos". Tiene un enemigo, el tal Magnetto, el dueño Grupo Clarín y dedica una enorme cantidad de energía  a combatirlo ya que lo considera, no solo la cabeza de la conspiración del poder de las "corporaciones", que así se identifica el enemigo del pueblo, sino un monstruo abominable. Victor Hugo es la imagen exagerada, un poco caricaturesca del grupo de intelectuales, periodistas y hombres y mujeres, más bien veteranos y de clase media "progresista", que ocupan el ala izquierda del Kirchnerismo. Ideas, por supuesto, tan respetables como cualquiera, no soy quien para juzgar lo que otros creen. Pero hay algo en este hoy devenido ícono de la izquierda, en su actitud, en esa excesiva convicción, que a mi me provoca rechazo: el mundo que Victor Hugo tiene en su cabeza, está también dividido en 2 bandos irreconciliables, pero, para él, está bien que así sea. Porque uno de los bandos, el de él, es el de los buenos, el de los generosos, el de los que luchan por los más necesitados y por el bien de todos. En cambio el de los otros, ay,ay,ay... el otro bando encarna el Mal, es el de las Corporaciones, el de la gente mala, cruel e inescrupulosa que solo busca ganar más y más y más a costa del hambre del pueblo a quien explotan y tratan de que permanezca en la miseria y la incultura para poder dominarlo. Y los que todavía siguen a los malos son pobres tipos engañados por las mentiras de los "medios concentrados".
 Creencias son creencias, a cada uno las suyas, pero este mundo de buenos y malos, de la izquierda heroica contra la derecha cruel e insensible, tan simple e infantil es, para mí,  también el producto de la mente de "un  hombre dormido".

 Decía G. que muy pocos hombres logran"despertar" y solo después de muchos años de durísimo "trabajo". A casi todos nos queda vivir así,  sin conciencia de lo real y este es el mundo que hacemos: un mundito defectuoso como nosotros. Hacemos lo que podemos , a veces más y a veces menos, y cuando los que nos expresan son 2 tipos como Lanata y V. Hugo, seguro que es el momento en que podemos menos.


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