La Gran Conspiración




 Es extraño que el mismo programa mental que utilizamos para comprender el mundo, aquel que nos permite asociar, relacionar hechos con causas y deducir la naturaleza de las cosas nos lleve, a veces, al mismísimo carajo. La razón navega cómoda hasta la frontera de lo conocido, donde existen los datos empíricos, los hechos observables, los efectos medibles. Pero más allá, cuando se encuentra 
con lo metafísico,  cuando imagina, cuando "sueña, produce monstruos", según describe un tenebroso grabado de Goya. Patina, diríamos aquí.

 Un ejemplo de los patinazos de la razón es la  mente "conspiranoica" o sea el tipo de mente (generalmente aquejada de cierto trastorno paranoico) que explica hechos históricos trascendentes por medio de la existencia de grupos secretos, poderosos y generalmente malísimos que conspiran con fines egoístas y perversos. 

 La mente "conspiranoica" es extraordinariamente fértil. Cree, entre otras muchísimas cosas: que los extraterrestres están acá, pero que la CIA o  el Pentágono conspiran para que no lo sepamos. Que Elvis no murió, tampoco Bin Laden, ni Hitler, ni nuestro doméstico Yabrán. Que el que sí murió fué Paul McCartney quien fué reemplazado por un doble, William Campbell, un policía de Canadá. Y que algunos discos de Rock contienen mensajes satánicos que solo se escuchan si el disco gira al revés. Que la tierra es plana y que los americanos no llegaron a la Luna, y que si llegaron, vieron bases de Ovnis. Que el cáncer es un hongo fácilmente curable, que el fluor del dentífrico te deja medio tarado y que el virus del SIDA, el de la Gripe A y el coronavirus  fueron creados en laboratorios con distintos fines conspirativos. Que los americanos voltearon las Torres Gemelas y provocaron el terremoto de Haití mediante un arma de su programa HAARP. Y que el tsunami del 2004 fué debido a un experimento secreto nuclear de India, Israel y los EEUU (cuando no). 
 
 Pero, por sobre todo, la mente conspiranoica se focaliza en el poder oculto, misterioso, que está por encima del poder político visible. Los gobiernos no serían más que una fachada que oculta que el poder real está en manos de grupos secretos o que tales grupos conspiran para dominar el mundo. Los Illuminati, los Skulls & Bones, la conspiración judeo - masónica- comunista internacional (también puede ser cada una por separado), , el Grupo Bilderberg, el plan del Nuevo Orden Mundial,  la Familia Rothschild o la Rockfeller, George Soros, Bill Gates, el Foro de Davos serían algunos de los candidatos a ocupar el trono de Verdaderos Amos del Mundo.
La irrupción de la pandemia de COVID-19 , poderosa, letal, desconocida se convirtió en una luminosa musa inspiradora   para las  mentes propensas a explicar los misterios descubriendo conspiraciones. 
 
¿Que lleva a alguien a creer que, desde su casa,  leyendo algún libro, visitando portales y webs afines, viendo algún video o comunicándose con otros creyentes pudo descubrir  quienes dominan el mundo o el origen de la pandemia?.
 Hay psicólogos que investigan las mentes conspiranoicas y encuentran ciertos patrones característicos
 - Una mente conspiranoica  necesita encontrar las causas de lo que sucede  No tolera la incertidumbre, el no tener una explicación clara, rápida, sencilla  de porque, por ejemplo, el mundo quedó en unos meses patas para arriba.  Es preferible una teoría inconsistente (y hasta una estúpida) antes   que un misterio. Y mejor si esa teoría explica  que detrás de ellos hay hombres inteligentes aunque malísimos. Los hombres tenemos el control. No estamos a merced del azar, ni de fuerzas impersonales, ni de cosas que desconocemos.
- Y que satisfacción para el ego de quien elabora una teoría que explica el origen misterioso de un hecho conmocionante. Lo imagino sintiendo algo así: "soy uno de los pocos de entre los 7.800 millones de humanos que conoce un secreto tan trascendente. Soy un extraordinario investigador/periodista/científico  (o lo que sea)."

  .Cada uno carga con sus propias creencias. Estas que a mi me resultan tan extrañas, tal vez a otros les ayuden a dar significado a sus vidas, a encontrar una causa de la que ocuparse. 
 En las creencias como en la vida la diversidad es la norma 


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