Reflexiones de Invierno (lll): Cerebros sexagenarios

(Que es lo que cambió en mi cabeza con la edad? Que cosas tengo en mi cabeza hoy que antes no tenía? )
                                                                 "...si uno no se apura a cambiar el mundo, 
                                                              después es el mundo el que lo cambia a uno"
                                                                                          Mafalda  
                         Quino - Premio Príncipe de Asturia de Comunicación y Humanidades 2014

Por más perdido, ignorante, y tonto que uno sea; por más que uno camine la vida como un zombie, sin enterarse de nada, 60 y pico de años dejan registrados en nuestro disco duro una enorme cantidad de conocimientos, hechos, datos, emociones, percepciones , etc.. Esto es lo aprendido, esto es la experiencia.
 Con  la edad se incorpora también a nuestra mente la perspectiva. O sea," la visión más ajustada a la realidad de un fenómeno o un objeto, favorecida por la distancia temporal o espacial" (RAE dixit). Las cosas se ven mejor, se entienden mejor, se completan con el tiempo.
   Entonces, cuanto más veteranos, más preparados estamos para entender el mundo, lo que pasó, lo que pasa, incluso pensar con más elementos sobre lo que pasará. Pero claro, siempre sabiendo que el conocimiento es un océano del cual apenas bebemos unas gotas.
  Pero, como a toda edad, también los veteranos cometemos errores: pensar, por ejemplo, que todo lo sabemos, que todo es similar a lo que vivimos, o creer "que todo tiempo pasado fué mejor" cuando lo que en realidad sentimos es que "lo que estaba mejor en el pasado era yo". Porque, claro, con la edad también avanza, cada vez más expuesto y desafiante, el deterioro. O sea que habrá que seguir sin detenerse.

 Yo me explico hoy cosas que antes no entendía. Encuentro sentido, significado, respuestas a preguntas que siempre me hice. También encuentro sentido en saber que algunas preguntas tienen varias respuestas. O que otras no tienen ninguna. Esté en lo cierto o no, me gusta usar esta cabeza veterana y sentir que está viva. Lo disfruto.

  Desde hace un tiempo percibo que ciertos fenómenos sociales  no son más que manifestaciones de la fricción que producen fuerzas contradictorias al chocar. Antes pensaba que si había dos fuerzas opuestas, una debía vencer y aniquilar a la otra. La izquierda debía aniquilar a la derecha, los revolucionarios a los reaccionarios, o viceversa  y así. Hoy pienso que las fuerzas opuestas siempre coexisten y tienden al equilibrio y al chocar van determinando el rumbo del mundo, de la vida.
 Por ejemplo, veo en perspectiva la lucha que las fuerzas del cambio, de la renovación, de la destrucción creativa, encarnadas en "la juventud", libran con las fuerzas que conservan, que cuidan los saberes, las instituciones y las tradiciones legadas por siglos anteriores del hacer humano. Esta lucha nunca terminará: a veces las dos fuerzas están en equilibrio; otras, una de las dos predomina por un tiempo; luego la otra se impone hasta que vuelven al equilibrio. Así evolucionamos desde que el mundo es mundo.
 De la Argentina "pre-revolucionaria" del 73 a la Dictadura Militar; de los 60, Woodstock y los hippies a Reagan y Bush, del Franquismo a la Movida Madrileña, por poner ejemplos extremos, así va el mundo oscilando de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, como el péndulo de un reloj, buscando el equilibrio.
  De jóvenes queremos liquidar a los enemigos. Después comprendemos que ellos son nosotros, pero del otro lado.









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