A palo seco



 Creo que pocas cosas me inspirarían más miedo que estar en un pequeño velero en altamar, en medio de una de esas tormentas de cielo negro,  viento y olas de 4 mts.,. Un amigo, conocedor de las artes marineras, me cuenta que  a veces solo queda, en medio de un  temporal, la opción de navegar “a palo seco”: recoger las velas, encerrarse en  la cabina y esperar que la tormenta amaine  Y desear que el velero esté bien construido, tal como lo sabemos hacer hoy,  para que no se hunda ni se parta,


 Hay gente que cree que el mundo está manejado por poderosos Señores Oscuros que conspiran para manipular a la humanidad en provecho de sus intereses. Yo, por el contrario, imagino el mundo como un velero navegando  en la inmensidad del mar. Al timón hombres (y cada vez más mujeres ), ni oscuros ni superpoderosos, imperfectos como todos y que son, además,  formidables para innovar, crear e inventar objetos, procedimientos, ideas y …hacer empresas que ganan dinero. Tampoco es que pueden hacer mucho más :en  realidad lo que realmente incide  sobre el rumbo de este velero, en el que navegamos 7600 millones de hombres y mujeres, no son quienes están al timón  sino los vientos, las mareas y las tempestades, fuerzas impersonales que nadie controla. Hacemos lo que podemos por llegar a buen puerto: aprovechamos cuando los vientos y las mareas están  a favor, maniobramos con destreza cuando no y mantenemos la calma en medio de la tempestad. La ilusión de que existen los Amos del Mundo que conducen con rumbo fijo es sumamente optimista: según creo, somos apenas un barquito que suele navegar a la deriva.

 

 Hoy atravesamos una tempestad navegando “a palo seco”. Y somos conscientes, lo vemos: nuestros sabios no saben, nuestros gobernantes andan a los tumbos, los viejos y nuevos medios de comunicación nos confunden, estamos en la cabina encerrados, histéricos.

 

 Cada país navega en su nave que son sus instituciones, su educación, su riqueza, su forma de organizarse y de convivir . Algunos barcos están mejor hechos que otros. Algunos son sólidos como transatlánticos, otros apenas una cáscara de nuez. No me quejo de navegar en el que me toca, los hay mucho peores. Solo me sobra la estupidez y la ignorancia que circula por el espacio virtual disfrazada de discusiones ideológicas, políticas y científicas.

 Creo que navegaríamos mejor en el silencio

Comentarios

  1. En mi experiencia como navegante tuve la oportunidad, haciendo una travesía desde Barcelona hacia Gibraltar, de vivir durante 20 horas con vientos de más de 30 nudos y olas muy grandes, el capitán y yo decidimos capear el temporal y aprovechar ese viento para vivir mi experiencia más bonita como navegante. Izamos un pequeño tormentin ( vela pequeña de proa), varios rizos en la mayor y surfear olas interminables que con el viento de popa nos llevaron de forma plácida hasta nuestra escala en Puerto Banus.
    Esto fue posible Gracias al amplio conocimiento de mi compañero Pablo Monsegur, capitán con mucha experiencia y conocimiento.
    No nos encerramos en los camarotes, ni quedamos a merced de la tempestad, Vimos que ese temporal podría ser una oportunidad de avanzar hacia nuestro objetivo.
    El miedo paraliza, la confianza y el conocimiento ayudan a vencer dificultades y el premio de la valentía es sentirse satisfecho con uno mismo.

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  2. Richard...muy buena pluma y muy buenos mensajes.-

    Veo en tus palabras un lucido encuadre de la realidad que estamos viviendo, en la que la sensación es la de estar a la deriva, de sentirnos bien finitos y limitados, y rodeados de loros hablando y chillando sin que ya se entienda demasiado lo que dicen.. ni porque lo dicen.-

    Y reconocer el valor de quienes a pesar de semejante tormenta siguen sosteniendo el timón, intentando guiarnos... de quienes están sobrecubierta haciendo lo que el timonel les dice, en pos de luchar por el bien de la tripulación, haciendo lo poco que se pueda para dominar la nave y no naufragar..

    Algunas naves podrán resistir.. otras no.

    Algunos timoneles aguantaran firmes al pie del cañón.. otros, mas miedosos o mas realistas simplemente se recluirán en el interior de la nave.. y quien somos nosotros para juzgar.-

    Algunos de los que estamos sobre cubierta seguiremos con nuestras tareas, intentando que no nos pegue la botavara y nos lance al mar..

    Pero sería muy deseable que todos salgamos fortalecidos de esta tormenta, habiendo hecho lo que buenamente sabemos o podemos.- Aunque sea recluirnos y cuidarnos. Para otras batallas, que ya vendrán.-

    Somos fruto de un derrame de bondad de nuestro buen Dios, y estamos en la tierra para hacer el bien, amarnos, ayudarnos, y de esa manera seremos felices y lograremos disfrutar de la vida. A pesar de las tormentas y aprendiendo a transitarlas.. Aceptando el lugar que nos toca, y desde allí, creando, soñando, ayudando y disfrutando siempre dentro de nuestras posibilidades.-

    Y esta claro que en la vida hay egoísmo, hay temor, hay descreimiento, pero que podemos decidir salir del interior de nuestro barco y jugarnos también por los que están en cubierta luchando mas allá de sus posibilidades, y por que no, también dar una mano al timonel.-

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